Regresando desde esa luz que me cegaba
recuerdos que parecen sueños
mangueritas pequeñitas recorriendo boca, nariz y garganta
agujas hiriendo mi piel
donde antes estaban sus labios, sus manos
de la luz a una nube confusa de imágenes
sola abandonada a una burbuja de alucinaciones
siempre adormecida
y ahí estabas tu
como siempre
inmóvil
entre otros rostros te me repetías
pasos que se acercan... todo confuso
eres tu?
Son los otros?
Son ellos... mis torturadores
me preguntan y no tengo voz
no hoy
mañana tal vez... me lo repito en el tiempo
cuánto llevo aquí?
Así?... será por siempre? Será la vida?
Solo sé que el cuerpo me duele sin ti
te has ido y no regresarás, no te rogué
mis labios se quedaron mudos y mi conciencia se turbó...
ya retiraron los cables de mi cuerpo
pocas cicatrices visibles
lo invisible eres tú que no sabrá jamás que volé hacia la luz.
Me pongo el disfraz y en el escenario de vuelta a la actuación...
1 comentario:
Cambiamos cuando es necesario el disfráz la vida es un teatro nuestro ambiente el escenario, los que nos rodean los personajes, los que se han marchado, son recuerdos.
Saludos.
El arte del suicidio, tiene mucho que ver con el arte de saber enfocar la vida, y por ende nuestro propio teatro.
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