Por estos días Elena solo recuerda su último encuentro con Emilio. Ese día sábado ambos en sus quehaceres, una a sus nuevos estudios en la universidad el otro a su trabajo. A pesar del sol la brisa calaba los huesos. Elena como todos los días sábados, siempre que sus hijos están comprometidos, lo llama a su móvil, Emilio le dice que lo llame cuando necesite de el, si no le responde es que su hija está con el, ella prefiere dejarle un mensaje: tengo mucho frió, necesito de tu calor… eso fue a la hora del almuerzo, en la tarde Emilio la llama y le dice voy para allá, ella respondió con voz adormilada de la siesta y lo espera, apenas 10 minutos los separan, casi no alcanza a vestirse y lo espera en pocas ropas pero muerta de frió, Emilio no se acostumbra al clima tan diferente al suyo, este es húmedo pero frío típico de la costa sur, el viene de un calor húmedo rodeado de montañas. Apenas entra en la casa y sin dar tiempo a encender la chimenea se meten en la ancha cama con muchos cobertores, mantas y edredones, desnudos se tocan ansiosos de calor, compañía y sexo, como siempre. Aun cuando hace solo un par de meses se conocieron saben cada uno lo que le gusta al otro. Se abrazan mucho, se tocan, se besan hambrientos, ella tierna y dulcemente toma su erecto miembro en sus manos y lo besa cuidadosamente, el la mira plácido y complacido, a el encanta eso y ella lo sabe, eso la excita mas aun. Emilio no se apura la deja hacer feliz, ella lo cabalga suave y sensualmente el no deja de mirarla…mamarrachito cuanto me excitas…..ella no habla pero mientras se mece sobre el lo besa en los ojos, nariz y boca, el encanta su aroma, el toma un pecho a la vez en sus manos como si fuera un pajarillo y se los besa despacio primero y mas fuerte después haciendo endurecer furiosos su pezones que no son grande en tamaño pero que se eriza al contacto de los labios de el, se dejan hacer, cambian, el la penetra suavemente desde arriba y le hace un orgasmo que le hace decirle cosas al oído: te voy a besar allí abajo para que me des un orgasmo en mi boca y así se lo hace, el sabe realmente complacerla y ella explota una vez mas, se enroscan húmedamente y se funden en una explosión urgente y al mismo tiempo, la sonrisa les queda en sus rostros. Es de noche pero temprano, se abrazan y se duermen muy juntos. Los dos saben que no deben comprometer más sentimientos de lo necesario, pero se necesitan, ambos están solos y la vida los tiene en el valle de la ola. Varias veces en la noche se despiertan solo para mirarse y saberse juntos, se abrazan, se acunan y duermen, despiertan y así hasta que el amanecer lo vuelve a excitar, el le toma la mano y se la lleva hasta su sexo ya endurecido, la pone boca abajo y la penetra suavemente acariciando sus pechos hasta conseguir tener el mas plácidos de los orgasmos ella y llenándola de su tibio fluido el. Como siempre el domingo desayunan, hablan mucho de sus vidas, Emilio tiene sus ojos mas azules de DIA contrarrestando con su piel blanquísima, sus manos grandes le envuelven la cara pasando sus dedos por el corto cabello de ella: estás mas linda.. Tu mas guapo, se besan, se acarician, se despiden, llevándose su alta postura de un metro ochenta, sus anchas espaldas de hombre maduro, se queda ella con su pequeña silueta mirándolo desde la ventana. Ninguno sospechó que deberían postergar sus encuentros clandestinos, a la semana siguiente Emilio partió a su tierra, le avisaron que su hijo se había accidentado y su padre sufrió un ataque de hemiplejia. A la semana siguiente la llamo todos los días, recordaron el último encuentro y el día que se iban a reencontrar la llamó desde el aeropuerto. Ahora se hablan y se escriben, pasarán muchos días hasta volver a pasar las noches frías, muy abrazados. Continúan juntando las ganas, ambos se extrañan y se desean, pero la historia tiene que ver con el vil dinero, el no puede regresar porque dejó su trabajo y entregó su casa, a ella no le va mejor con la “guita” como le llama el.
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