Un amanecer espera que la mujer de alas rotas que emprenda el vuelo como suele hacerlo, de prisa entre sus brazos y piernas. Un día más de entrega sin fronteras sobre sus labios sedientos de besos lujuriosos y hambrientos de lugares secretos no visibles al común de los mortales. Sus alas no están hechas para volar tan alto como quisiera su alma encumbrarse,  mas lo intenta a ras del suelo en copulas infinitas, completas de lo que mas pueda obtener de ese instante como un  fuera el último rasante caída al vacío del pequeño y total suicidio  de placeres escondidos en su pequeño mundo de  traslucidas alados roces y penetraciones    en un salto  al infinito con promesas de una resurrección  que la reencontrara con el hombre reparador de alas rotas  que estará por fin dispuesto a  concretar los frustrados voladores encuentros de sudores agridulces mezclados en axilas , ingles, lenguas, narices, manos  y cuellos que se saben poseedores de la llave mágica  para elevarse en un mismo instante explosionando con el mas dulce  y desgarrador gemido de  aquel acto   de alucinante éxtasis  y palpitante morir juntos para terminar en el abrazo de las alas juntas que los envolverán y así continuar toda una eternidad juntos y anhelados el uno del otro… húmedos, quemantes, jadeantes, gozantes.jueves, 8 de febrero de 2007
REPARADOR DE ALAS ROTAS
 Un amanecer espera que la mujer de alas rotas que emprenda el vuelo como suele hacerlo, de prisa entre sus brazos y piernas. Un día más de entrega sin fronteras sobre sus labios sedientos de besos lujuriosos y hambrientos de lugares secretos no visibles al común de los mortales. Sus alas no están hechas para volar tan alto como quisiera su alma encumbrarse,  mas lo intenta a ras del suelo en copulas infinitas, completas de lo que mas pueda obtener de ese instante como un  fuera el último rasante caída al vacío del pequeño y total suicidio  de placeres escondidos en su pequeño mundo de  traslucidas alados roces y penetraciones    en un salto  al infinito con promesas de una resurrección  que la reencontrara con el hombre reparador de alas rotas  que estará por fin dispuesto a  concretar los frustrados voladores encuentros de sudores agridulces mezclados en axilas , ingles, lenguas, narices, manos  y cuellos que se saben poseedores de la llave mágica  para elevarse en un mismo instante explosionando con el mas dulce  y desgarrador gemido de  aquel acto   de alucinante éxtasis  y palpitante morir juntos para terminar en el abrazo de las alas juntas que los envolverán y así continuar toda una eternidad juntos y anhelados el uno del otro… húmedos, quemantes, jadeantes, gozantes.
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