Cuentan que cuando un silencio aparecía entre dos era que pasaba un ángel que les robaba la voz.
Y hubo tal silencio el día que nos tocaba olvidar que, de tal suerte, yo todavía no terminé de callar.
Todo empezó en la sorpresa, en un encuentro casual pero la noche es traviesa cuando se teje el azar.
Sin querer se hace una ofrenda que pacta con el dolor o pasa un ángel, se hace leyenda y se convierte en amor.
Ahora comprendo cuál era el ángel que entre nosotros pasó era el más terrible, el implacable, el más feroz.
Ahora comprendo en total este silencio mortal.
Ángel que pasa, besa y te abraza, ángel para un final.
(Ángel para un final, S. R. D.)