jueves, 8 de febrero de 2007

REPARADOR DE ALAS ROTAS

Un amanecer espera que la mujer de alas rotas que emprenda el vuelo como suele hacerlo, de prisa entre sus brazos y piernas. Un día más de entrega sin fronteras sobre sus labios sedientos de besos lujuriosos y hambrientos de lugares secretos no visibles al común de los mortales. Sus alas no están hechas para volar tan alto como quisiera su alma encumbrarse, mas lo intenta a ras del suelo en copulas infinitas, completas de lo que mas pueda obtener de ese instante como un fuera el último rasante caída al vacío del pequeño y total suicidio de placeres escondidos en su pequeño mundo de traslucidas alados roces y penetraciones en un salto al infinito con promesas de una resurrección que la reencontrara con el hombre reparador de alas rotas que estará por fin dispuesto a concretar los frustrados voladores encuentros de sudores agridulces mezclados en axilas , ingles, lenguas, narices, manos y cuellos que se saben poseedores de la llave mágica para elevarse en un mismo instante explosionando con el mas dulce y desgarrador gemido de aquel acto de alucinante éxtasis y palpitante morir juntos para terminar en el abrazo de las alas juntas que los envolverán y así continuar toda una eternidad juntos y anhelados el uno del otro… húmedos, quemantes, jadeantes, gozantes.